Tacones Lejanos
Por David Barraza

Suenan los tacones, los tacones lejanos. Ella con su inmejorable personalidad y su autoestima por los cielos, cruza una gran parte del andén. El tren aún no llega, pero los pasajeros que vienen en él ya escucharon desde tres estaciones atrás el golpeteo de esas afiladas armas contra el sucio y gastado suelo de la Estación Central.

Y es que ese sonido provoca una inmediata reacción en los hombres, quienes pierden la voluntad de sus movimientos, dejando que su mirada se clave en aquellas pálidas pero hermosas piernas. Las mujeres la envidiad, sienten unos celos inexplicables y calman su dolor pensado que es una mujer que necesita atención; pero no la necesita, la llama.

Ella está consciente que en cuanto entre en ese tren que va en dirección a White Plains, las miradas de prácticamente todos atacaran sus recién depiladas piernas, y alguno que otro adolescente distraído se dejará llevar por el marcado efecto que el intenso frió Newyorkino ha producido en sus pechos…