Don Genaro

Por David Baraza

Genaro, el argentino, el de descendencia italiana, el bohemio, el futbolista, el romántico; che como me hacías falta…

Y vos como siempre, mirando hacia el balcón. Como contando las hojas secas con tu eterna copa de vino tinto en la mano. Tu mirada cansada. Tu cuerpo robusto. Tu delgado y escaso cabello castaño. Te saludo. Me abrazas. Me recomiendas el vacío; aunque no lo hicieras, sabes que es por lo que vine. Bien sabes que nadie lo hace como vos.

Platicamos de lo mismo: el fútbol. Tu con el Boca, yo con el América. Sistemas de juego, cómo defenderse, cómo atacar, la técnica individual. Ya no sudan la camiseta, decís, yo digo que se suda diferente. Por billetes verdes, pero se suda. El amor es cosa del pasado. Vos reniegas, el amor nunca pasa de moda, es un clásico. Me convences, te doy la razón. Es solo que ya no se que es estar enamorado. Y entramos a nuestro eterno segundo tema: las mujeres.

Me consuelas: si vos la amaste, no debes nada a la vida y menos a ella. El amor no siempre es estar juntos. El amor verdadero es eterno, aunque ya no quiera estar a tu lado. La botella de vino va a la mitad. Tengo que creer en tus palabras. Mirate a ti, con tu edad y aun enamorado. Es solo encontrar a la persona indicada, y esa búsqueda pibe… es dura.

El vacío como siempre, estuvo sensacional. Y la ensalada… majestuosa. Ya casi no hay vino y concluimos que las mujeres y el fútbol son casi lo mismo. Nos apasionan, nos duelen, ganamos, perdemos, atacamos, nos defendemos y vos decís: si queres ganar la tenes que saber meter…

De postre, mi shot de cafe y tu voz entonando El Italiano... oh cantare con mi guitarra en mano...