Mis manos se aferraron a sus pechos como tablas salvavidas. A su sudor y a sus toxinas. A su placer y a su dolor. A su alegrÃa y frustración.
Por David Barraza
Lugar para escritores de temas obsesivos y que cuestionen la naturaleza humana. Escritores que dejen la piel con cada letra que teclean...
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