Locura
Por David Barraza

No son los problemas grandes los que nos conducen a la locura. No son las mentiras de nuestro unico amor, ni la muerte de nuestros padres y mucho menos la traicion de nuestros amigos. A la locura se llega de una forma mucho mas sutil y mas hiriente. A la locura se llega con las cosas diminutas e imperfectas, pero que para nosotros representan todo, como aquella invariable deformacion del rostro cuando tienes una cita con ella o el retraso del metro cuando tienes contemplado el suicidio. La locura es querer correr y tener desatada la agujeta.

Indecencia de las letras

La indecencia de las letras nos fulmina lenta pero sensualmente. La palabra escrita u oral seduce, enamora, mata, carcome, desgarra, excita y masturba. Los cuadernos se inundan de ellas, los libros dependen de ellas y algunos vivimos de ellas. En una carretera, en un motel de paso, en un cafe, al manejar, al hacer el amor; en todo momento surgen palabras, letras, ideas, historias, personajes, situaciones y argumentos que van construyendo la espina dorsal del escritor. Es por eso que el lugar comun aparece en todo momento, porque todos compartimos una orgiastica espina dorsal. La diferencia que separa a los escritores leidos y los no leidos es la curvatura o la deformidad de dicha espina y que se ajusta a manera de espejo al cuerpo del lector. Las letras y las palabras nos abren la puerta a la lujuria, a los senos de pezones amenazantes, a los labios sedientos de constantes lluvias de semen...