Wednesday, March 28, 2007


La Nueva Babilonia


La topografía urbana de Nueva York todavía sigue accidentada por los restos de la última nevada. Lo que hace tres días eran frescos copos acumulados, fino polvo de raspado suave y blanco, hoy han quedado en trozos congelados y adheridos al pavimento de las calles y banquetas, sucios de lodo e incrustados de basura. La presencia de la primavera no da señas aún de capullos ni botones. Pero eso es solo a nivel paisaje. En Nueva York, donde el cuarto de máquinas no descansa nunca, los efectos de la primavera –desperdigados por ahí Narcisos, regados por allá Tulipanes— ya sean importados o artificiales están presentes todo el año. Esta es la isla a la que todo alcanza. Yo compré tres jícamas hoy, por ejemplo, tamaño melón. Y en la misma tienda, una cooperativa de Park Slope, el barrio donde vivo en Brooklyn, venden miel y café marca Zapatista --importado de Chiapas.Y los limones veracruzanos:13 centavos de dólar cada uno. Y además de horchata, también se consigue la papaya Maradol.