Lo peor del amor. Joaquin Sabina

Joaquin Sabina Nos sobran los motivos

Dead - Zoe

Hoy volví a pensar en tus ojos azules después de casi 8 años y como nunca se atrevieron a mirarme con certeza.

Actuando con Ileana Fox

Produciendo La Hora Cero

Por David Barraza

Cortometraje: La Hora Cero
Guion: Guilermo Arriaga
Direcion: Gary Alasraky
Cliente: Terra

Y al final - enrique bunbury

Y a pesar de que ese soundtrack de mi vida tiene sólo un lado A y un lado B, últimamente me parece que es eterno.

Enrique Bunbury - Infinito (version DF)

En estos tiempos oscuros que corren, Bunbury se ha convertido en el soundtrack de mi vida.

Ayer se fue

Rodrigo Rojas y Salvador Aviña cantan esta sentida rola...

El escritor Inmortal

(Mario Vargas Llosa)

Colaboracion Revista Fahrenheit

Hoy en día, cuando la novela ha dejado de ser la obra perfecta e inmortal para convertirse en un best seller y las obras de arte se han vuelto efímeras (chispazos de ingenio que se agotan una vez vistos, comentarios políticos del momento o intervenciones puntuales, fugaces y escandalosas, que no tienen impacto en la cultura) resulta estimulante oír la voz de un creador que no comulga con el espíritu de los tiempos. Mario Vargas Llosa ha elaborado un mundo literario cimentado en la vocación, el rigor técnico y la pasión artesanal por la escritura. Quizás por eso –porque están bien hechas— sus novelas seguirán leyéndose dentro de cien años y posiblemente dos de ellas, Conversación en la Catedral y La guerra del fin del mundo, soportarán la prueba del tiempo, se harán eternas. ¿Cómo ha logrado el escritor peruano construir novelas totales, obras ambiciosas en las que, además de experimentar con la técnica narrativa, consigue analizar problemas sociales y mostrar los excesos de la condición humana?. Aqui una entrevista con este gran escritor.

- Has dicho que el novelista no escoge sus temas sino que son los temas los que escogen al novelista. ¿Qué tipo de condicionamientos determinan que un novelista llegue a obsesionarse por un tema específico?

- Bueno, no sé si hay respuestas válidas para todos los novelistas. Hay gran diversidad de experiencias, de tal manera que no creo que se repita en todos los casos el mismo proceso. Yo hablo a partir de mi propia experiencia, que puede ser válida para muchos o para pocos. Me parece muy riesgoso, en todo lo que se refiere a la creación, establecer normas generales, inmutables. En mi caso, la razón por la que ciertas experiencias se convierten en temas, es decir, en unos asuntos que al final me van incitando a fantasear, a crear, a escribir, es muy oscura. La verdad es que yo mismo no lo sé. Sospecho que si ciertos temas resultan tan apasionantes y estimulantes es porque de alguna manera se asocian a algún centro neurálgico de la personalidad: traumas de infancia... en fin, vaya usted a saber. Tampoco quiero averiguarlo, porque si ese secreto se revelara probablemente ya no funcionaría el sistema. Escribo sobre ciertos asuntos porque me han pasado ciertas cosas. Esa sí es una ley que no tiene excepciones. Ahora, lo normal es que yo no sepa por qué ciertas experiencias tienen ese poder tan vivificante para la creación y otras no. Pero en todos los casos he escrito sobre ciertas historias porque ciertas experiencias me han dejado en la memoria unas imágenes que, poco a poco, de una manera inconsciente al principio, van generado un fantaseo, lo que podríamos llamar el punto de partida de una historia. Ahí es cuando empiezo a tomar notas, y entonces me doy cuenta que ya he estado trabajando inconscientemente entorno a un tema, porque me queda en la memoria una imagen o unas imágenes que luego se van convirtiendo en obsesiones. Ese ha sido el proceso en prácticamente todas las historias que he escrito.

- Y estas imágenes son, por ejemplo, personajes específicos como el Consejero, Trujillo o Gauguin?

- Eso varía mucho. En el caso de La fiesta del Chivo, sin ninguna duda, fue el personaje de Trujillo. En otros casos es una historia. En La guerra del fin del mundo, por ejemplo, la experiencia desencadenante fue la lectura de Euclides da Cunha (autor de Os Sertoes), haber leído la historia de este malentendido nacional entre lo que veían los yagunzos en la República y lo que los republicanos veían en la rebelión de los yagunzos, que en realidad eran dos ficciones. Hubo un malentendido que nunca se pudo disipar porque detrás había actitudes totalmente sectarias, fanáticas. Esa idea, esa confusión que provoca la catástrofe, que tiene que ver con dos posiciones intolerantes, es lo que a mí me fue, yo diría, exigiendo escribir la historia. En ese caso, fíjate hasta qué punto es poderosa la incitación que me llevó a escribir La guerra del fin del mundo existiendo un libro como Os Sertoes. En otros casos es más difuso. Por ejemplo, Elogio de la madrastra fue un proyecto con un pintor, con Szyszlo. La idea era que el libro tuviera que ver con ceremonias, con la pintura, con el erotismo. Entonces, ahí yo recordé una idea que me daba vueltas desde hacía muchísimo tiempo. Era la idea de que un inocente, un niño, pude llegar a provocar en su entorno una gran corrupción. No sé de dónde venía esta idea; de algo que leí o de algo que vi, pero inmediatamente, cuando empezamos con Szyszlo a darle vueltas a este proyecto, dije: “Este es el momento de materializar esa idea.” En otros casos es un personaje que estaba allí, en mi memoria, y que de pronto encuentra su lugar en una historia. Me pasó, por ejemplo, en La guerra del fin del mundo con Galileo Gall.

Mensaje de Fernando Delgadillo

Para todos ustedes. Gracias a los que se dan el tiempo de visitar este blog.

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